Apenas recuerdo,
ni loco ni cuerdo,
cómo era esto del componer.
De las entrañas tripas corazón;
Breznos de tiza quizá en un cajón.
Lo hice, siempre lo hice, mejor o peor.
Me dejé llevar, espíritu o sentimiento;
Ya, cercano a los treinta no me arrepiento,
no cuando siempre me quise elevar…
Por las nubes del sueño,
ser grande y a la vez tan pequeño;
Aspirando a la aspiración de crecer.
Entorpecer entonces su retórica,
no hay teórica y menos práctica
para este Anarka.
Únicamente sudor y tinta,
tinta y sudor;
…Y el jilguero trina,
Acaso él atina
con su cantina y no yo.