…
Y ese era mi ser, aquel que quise ver y por fin veo. Te quise ver, sí, te ví y
te
veo,…te
dejaste ver, alma. Pero, por desgracia, a muchas veces no queremos ni ver ni
ser
vistos. Si acaso… miramos, sobre todo al ombligo, al ombligo del vecino no sea
que
lo
tenga más bonito que el nuestro. Bien, pues mi silencio hago; y por eso a viva
voz lo
canto,
lo grito, lo ensalzo. Me desenmascaro y digo –Luchemos…; cambiemos ¡Que no
es
tan difícil VER! Sólo hace falta querer-
…
Y sin querer esbocé la que es; La sonrisa del inocente.
LA SONRISA DEL
INOCENTE
Cual
visionario, y catastrófico, apócrifo idiota soy ¿Acaso no hay esperanza?
Que
yo, cual Don Quijote en lontananza empuño fuerte mi lanza: La palabra (La que
tantas
otras veces ya he ensalzado. Apártense pues a un lado) Mas hoy, y sin quererlo,
todo se fue al traste (menudo desastre) No lo saben, apenas me obstaculizó la
salud, y ya me ridiculizó ésta ante semejante aptitud. Y me refugié por lo
tanto en lo mío, en esto que negocié y cercioré no caería en el olvido. Pero
siento sean meras palabras; lanza en ristre que de puro chiste se dobla y no alcanza.
No al mandoble de aquel que sí lo lanza.
No,
no hay tregua ¡No hay ni veinte mil leguas que lo separen! Mas, y si aún no lo
saben, enfermo como estaba, gracias al “honoris causa”, aplacé los enseres dedicándome
pues a otros, supuestos placeres. Resulta que veinticuatro horas dan para
mucho
¡Y más si cabe cuando uno tiene que permanecer recluido en su casa! Así que
me
dediqué horas muertas; y dediqué, muertas las horas, a darle el beneficio de la
duda
a
una película…
*
Lo
veo y me siento identificado. Tras la pantalla de cine observo cómo el
protagonista
acude fiel a su cita, forma parte de la lista. Observo que la soledad en un
mundo
vertiginoso y desaforado hace mella en la gente. Gente que, por otro lado, no
está
perdida; únicamente desorientada. Son encuentros esporádicos, sexuales. Son,
claro
está,
como el ritmo de la vida de ciudad: rápido. Son como la forma de vida de la ciudad:
austeros. Y son como el sentimiento de esa vida propiamente dicha: opacos; vacíos.En
fin, perdónenme, y permítanme que me centre en el personaje; pues él no
busca
placer en esos encuentros. Bueno, parece que sí, al menos al principio; cosa
que
puede
llevar a engaño. Lo que busca en realidad es compañía no sexo; busca no
sentirse
solo.
Porque sentirse solo es el referente, esculpido en la piel y tallado en los
huesos, de
todo
ser humano que habite en cualquiera de las grandes ciudades de este mundo. La
compañía,
el estar y encontrarse con alguien, que es a la postre el reencuentro con uno
mismo/a
para todas estas personas habitantes del gran núcleo urbano, de la gran urbe,
es
el
bien más preciado, escaso por el contrario, que pueden llegar a encontrar hoy
en día.
Por
encima incluso de la modestia, el refinamiento o buena educación, o la
humildad. Y
ahí
que reside la Moraleja del cuento transformado: Cuanto más rodeado de gente
está
uno
más solo se encuentra.
Sí,
quería descentrarme un poco ¡Relajarme! Pero ni con esas. Dicha película me
hizo
reflexionar, y retomar por tanto el hilo de la balaustrada, balconada sin par
ante la
empleada;
que es la palabra. Así que si reafirmo la Moraleja del cuento transformado no
me crean derrotado.Y tampoco les lleve a engaño mi aparente sonriente rostro,
teñido de inocencia que no es tal. Que no les lleve a engaño…, pues el daño ya
está hecho. Pero, ¿sabían que al final termina sonriendo el que más sufre? ¿Lo
sabían? Pues sí, termina sonriendo el que más sufre, porque es el que aprende a
apreciar de verdad una sonrisa.
Bien,
pues a mí ya me salieron agujetas en el estómago de tanto hacerlo. Y no, no
creo estar del resto por encima, tampoco por debajo. Así que… ¡Al carajo! Me
reiré de todos modos, con o sin desparpajo; que la risa es un gajo, un gajo “comestible”
de naranja podrida, que es la vida. Y a ésta, a la vida, la observo. Y, ¡joder!
lo detesto ¿Por
qué?
¿Por qué hace, vomite en este texto?...
En
sesenta y cinco minutos, ni uno más ni uno menos, no te he observado, pues
te
llevo observando toda una vida, pero sí he sacado conclusiones; cosa que me
abruma
y
a la vez conmueve (al igual que recordar tu rostro, esperanza) Se borra y se
diluye la sonrisa, para volver después a desbordarse pues, ¿cómo no acordarse?
…Y, mientras, gira la lavadora; y yo la observo como se observa al afilador (Es
cosa inverosímil y paradójicamente bella) ¡Y pienso en la vida! Pienso en la muerte.
Pienso ¡Y eso! Eso es precisamente lo que no quieren que hagamos: Pensar.
Pero
a mí ya todo me vence, me puede (No puedo dejar de hacer otra cosa) Tumbado
como estoy en la cama, enfermo como antes menté, tras mi ventana veo una nueva
puesta de sol ¡Y la vaga luz delira! Parece que, difuminada, se diluye ¡huye! Y
siento que ya ni me mira la esperanza (La misma que, en el confín, entre tanto trajín,
se dilata) Ni me mira en su escenario, ¡eso compete a luna de escarnio y escarlata!
Pero he ahí, mi armadura de hojalata hace de su encargo inútil el tajo a tan disimulada;
que es acaso escaso, como cuando apenas sí me mira, el reflejo en mí de tan airada
ira.
Parece
que voy a caer, estoy derrotado. Así que haré el honor, transcribiré mi legado;
y así diré: Si el honor y la sabiduría no son para mí, que sean para otros. Si
la gloria y la dicha no son para mí, que la disfrute el prójimo. ¡Que el cielo
exista! Aunque
yo
no lo vea (Que a mí me da igual, exactamente igual; pues ya, tan retumbado, por
encima
del bien y del mal ando), aunque el lugar que me depare sea ese otro lugar al
que
llaman infierno. Que me apaleen si quieren, humillen, maltraten. Que sea
ultrajado,
saqueado;
pero que en el inmenso momento de un instante sepan que a veces batallas
ganadas
no son las que creen ver; no la victoria es del vencedor… sino del que no ha
sido
derrotado. Y os lo digo yo, porque yo he muerto sí, Luchando. (Luchar y perder
no es sinónimo de derrota. La verdadera derrota reside en no luchar; no haberlo
intentado)
…¿Acaso alguien
piensa dejarse vencer?...
Un placer tu vuelta y tus letras. Yo me voy 10 días de vacaciones, a respirar otros aires jejeje.
ResponderEliminarBesos.