lunes, 5 de marzo de 2012


PRONTO



*El ser humano es obtuso, ciego al igual que vergonzosamente vergonzoso; porque no se quiere desenmascarar. Aterra. Le gusta el poder ¡Disfruta con él! …Y se relame cada vez que lo ejerce*





Vendrán tiempos de soles y arderá lo vivo

Las aguas subirán a los cielos y nunca más bajarán.

Se cubrirá de polvo el aire caliente

Y el jadeo de las bestias será la melodía de apocalypsis.

El hambre secará los cuerpos y la sed inundará la tierra

Padeciendo así el mundo, la enfermedad de las moscas.

Vendrán años de sol, anunciando el final de los tiempos.



Entre los restos del hallazgo arqueológico descubierto a finales del año 2003, en la isla fluvial emergida del río Sinuf (afluente desecado del bajo Nilo, conocida como “Isendrha”, la isla del fin del tiempo) entre los documentos hallados en dicha excavación, pertenecientes a un período aún por determinar, se encontró grabada en piedra la que fue bautizada por su descubridor (el dr. Benet zaula) como: “La profecía de los años de sol”





… es el hombre, culpable e inocente a la vez; acusado y acusador a un tiempo. Sí, es el “hombre” ingrávido ser, homo idiota, alegre y triste, fuerte pero cansado, ¡ansioso! Y a la vez pausado; por supuesto salvaje, pero con aire de ternura, tosco y refinado. Hombre y niño a la vez, que enferma; goza de salud y sigue enfermando, pues no piensa, actúa; no se rige, le dirigen. Es un lastimero que se revela, que a ras de suelo vuela; y que, cuando está en el aire, únicamente quiere poner los pies sobre tierra firme. Es un “ser” que llega tarde el ser humano, pero llega. Quiere vivir y morir al mismo tiempo, y sin tiempo quiere hacer ambas; pues enferma de vicio, de progreso, de democracia ¡Enferma y es culpable! Mas él mismo se absuelve de sus pecados, y deja estos bajo la fianza de la conciencia, la cual está vendida al mejor postor, que es uno mismo.

¡Ah sí! sí, caeremos sí,… al abismo. Que este “homo”, este “ser”, se entusiasma con su decadencia, se jacta ante su estúpida prepotencia en una estampa de creencia cada vez más fuerte, más ridícula. Cree estar preparado para el progreso, y el progreso lo devora; pues maduro no es, únicamente para el retroceso. Y eso ¡eso! Es lo que pretendo que entiendan ustedes. Pues la vida se ha reducido a tanto que perdemos sentimientos constantemente (entre otras muchas cosas) hecho que lo evidencia la envilecida televisión; y la evasión que nos brinda esta forma de vida: videojuegos y ocio paulatino, cine de corte uniforme, monocorde en su ser y su estupidez; y la rigidez de pasar por el aro, que no es sino devotos innatos del sexo que nos hacen ser.

En fin, dicen, a todo cerdo le llega su hora. Y la suya, la de ellos, ya ha llegado. Pero, ¿y la mía? (Que es la de aquellos quienes creemos en otra forma de vida, y por tanto los denunciamos) ¿Ha llegado ya?



Hosco, símil e inverosímil, grotesco… pero tierno a la vez. Así soy (O eso creo) al igual que lo es mi texto (Y así me muestro. Que soy alumno, soy maestro. Ambidiestro…y torpe a la vez); Mas, y a no tardar, conforme avance la lectura, comprenderás el porqué, anónimo lector; comprenderás que todo lo dicho no es premura sino sólo sinceridad. Pues, a mi edad, no puedo permitirme el lujo, ¡ni quiero! del rodeo y de los preámbulos. Y, ¡perdónenme! Quizá sea la ventaja de hacerse viejo que, a pesar de no tener aparentemente nada para impresionar puede que sí, que lo haya; que lo haya por dentro; y esta sea el hecho de no eludir la frontalidad del encuentro (Siempre voy, e iré, con la verdad por delante) Por eso, antes de vanagloriarme en un afán que desde el inicio de los tiempos atenaza a la gente y no es otro que el de la vanidad, y antes de marchar, diré, puesto que he de decirlo, la que es: Mi última palabra: NADA (si es verdad que ha llegado mi hora; y sino también) No, no diré absolutamente nada; Pues el silencio es tan elocuente que no se puede silenciar, habla por sí mismo.

Pero, para todo aquel que a pesar de ello aún no me comprende, y no ha aprendido quizá a escuchar, a entender el silencio, se lo transmitiré en palabras; y eso me hace retomar el hilo de mi expolio para con esta, “nuestra forma de vida” Forma de vida que obvia algo que todavía nos dignifica: el amor. Sí, el amor ¿acaso no lo recuerdan? -¡ah sí! ¡El amor!- habrá acertado a decir alguno/a. Mas, ¿dónde queda? Se preguntaran (acaso si lo hacen) Pues quizá para la posterioridad, para el interludio que es la muerte.

… El amor…,¿todavía hay quien cree en él? Y no, no se jacten por ello; o lloren por el contrario. Y no me refiero al sentirse atraído física o sentimentalmente por alguien, me refiero a esa confraternización para con las cosas que nos rodean: personas, entorno, ámbito y qué aceres ¡A eso me refiero! No a otra cosa. Y este ¡este! me temo se va perdiendo, poco a poco, lamentablemente, pero así me consta; que se pierde al igual que mi vida en el mundo, sí (Pues mi historia en el mundo, y el mundo es otra historia)

Mas el optimismo hoy brilla en mí (aun no lo crean; o a veces ni yo mismo lo crea) ¡brilla! Sí, brilla; Porque sabe de la batalla que hoy, y aquí, se libra. Porque pronto, los que creen ser amos del mundo caerán. Pronto… que será tarde (Aún nos pese); pues han descubierto que el sometimiento, el aborreguismo social y la narcohipnosis son más eficaces que todas las atrocidades cometidas en el pasado, con torturas, represión e imposiciones. Han descubierto la fórmula, y ésta no es la estupidez ni la rigidez de la gruesa cadena de eslabones; sino la cadena flexible, hecha de fibra que te permite cierta “libertad” de movimientos pero que calibra todos ellos; que pasa de la rigidez y estupidez a la educación en sus conceptos, que son controlados por sí mismos por supuesto; (no podía ser de otra manera), cosa que nos convierte en más estúpidos si cabe (Ya que hace, nos creamos lo que quieren que creamos; y en consecuencia así sintamos)

Bien lo saben, el conocimiento no compartido es poder; y poder es lo que se busca, se pretende ¡y pobre! Pobre de aquel que no lo entiende. Pero pobre, mayor si cabe, de aquel que así lo entienda, lo vea, pues la lucidez hace, a aquellos que la disfrutamos, y sufrimos por contra, a atormentarnos por los errores; ya sean propios o ajenos



… Dicen que es lo último que se pierde: Esperanza. Game over, obtuso, ciego, enmascarado, muerto… olvidamos. Parece que la bola del mundo esperanza ya no tiene, nos conformamos. Pero los ignorados, los que no existimos, los que no tenemos voz, los que, en definitiva, no contamos, que somos esos “lucidos”,  ya somos muchos. Somos la voz distendida, y extendida como rumor de pasos sobre camino pedregoso. Somos la voz del pueblo (Y “Habla pueblo habla” Habla sí, habla. Algún hijo puta vendrá y te dirá -¡Calla!-) Mas ellos no quieren oír, mucho menos escuchar. Únicamente quieren, no silencio, sino silenciarnos ¡Concienciarnos! De que alzar la voz no vale nada.

Son ellos los que tienen el poder, y como tal ejercen. …Y así llegamos al punto, que cuando asimilamos una situación, llega un momento en que no parece tan grave;

¡Joder! pues despertar, que eso lo que quieren que sintamos. Que veamos la negrura gris, y el grisáceo casi blanquecino. Y no es misceláneo pensar, y sin necesidad de dejarse el cráneo, que eso es ruin, es mezquino.



Ya, ya sé que cuando los problemas creíamos olvidados y superados resurgen son más difíciles de aceptar ¡Lo sé! Pero me niego a vivir en la “verdad enmascara” Yo prefiero vivir en una realidad, por dura que sea, a una mentira juguetera e inocente; tan inocente que la convierte en cruel, en atroz.

Pero lo dicho, que el optimismo brilla en mí a pesar de todo; pues ha llegado la hora de luchar, y luchar no es morir: luchar es vivir (Resulta que, como ya he dicho, vamos siendo muchos los que así lo queremos, y que no estamos dispuestos a permitírselo; a permitirles que digan cómo tenemos que ser, pensar y actuar. A que coaccionen nuestras vidas)





En fin, no sé si pronto, que será tarde (aunque nunca es tarde si la dicha es buena) lograremos sacar a la humanidad del atolladero en el que se encuentra inmersa; pero lo intentaremos. Y lo lograremos (Juntos) en base a una colectividad individualizada de ideas y pensamientos. Pero que ésta se rija bajo el respeto, tanto a la vida humana como a la tolerancia y respeto al prójimo, y la libertad. De lo contrario seguiremos bajo la batuta sinfónica de la crueldad que conduce hábilmente el poder político; lo cual nos deja una sinfonía de abismos. Pues tras ellos está la banca y las grandes multinacionales: El orden mundial.

Mas, como ya queda dicho (Y quien lo conoce bien sabe de qué hablo) es el momento de jugar y ganar la partida. Es el momento de dar el paso definitivo: El Jaque Mate.



Hoy toca vencer o morir.





Cierre

keats había escrito que el poeta debe dar poesías naturalmente, como el árbol da hojas. Y yo aquí no he mostrado poesía, sólo textos. Estos textos, los míos, que tal vez lo sean, sean sublimes e insignificantes. Tal vez sí, mis textos sean así; pero preñados de significaciones están. Y tal vez, tal vez desesperadamente importantes precisamente a causa de la inminencia de lo que les hace tan temibles: la verdad dormida, desperezada ahora tras mi tardía llamada. La verdad dormida, que no vencida, que sale de su liturgia de sueño para atormentar a los que hasta ahora han dormido tan plácidamente, que son altos mandatarios y altaneros ruines que han pretendido y quizá conseguido, aunque no del todo, dominar al resto; verdad dormida que vendrá para compaginar el posterior y real, placentero y sincero sueño global que así lo espero, lo deseo, con la esperanza y no la hipnosis.


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