Sé de sobra que todavía soy joven,
aún queda mucho por
aprender.
Sé que unos van y
otros vienen,
que la vida no me va
a dejar de sorprender.
Aprenderé púes que el
tiempo no es condena,
y que vivirlo
realmente merece la pena.
¡Que si estamos aquí
es por algo!
Y que si existo es
porque lo valgo.
Aprenderé de lo
inútil que es sentirse útil,
del loco vasallo que
se convierte en caballero.
Aprenderé que toda
acción-pensamiento es un símil
para valeroso honrado
y descabellado farfullero.
Y a caminar por la
vida con pies descalzos
sin importarme si al
pasar encontraré clavos;
Pues no ha de
importar erguido o encorvado
cuando nada he pedido
y nada me han dado.
Aprenderé a hacer yo
mi camino,
y no confiar a ciegas
en el destino.
Porque sé, el destino
no está escrito;
Y quizá lo pueda
labrar a mi antojo.
Aprenderé a guiarme
por instinto
sin que un error me
provoque enojo.
Y aceptaré vagamente
los errores,
con, o sin miedo, a
ganar o a perder;
A olvidar, si es
preciso, mis temores,
y aún sin procesar de
fe poder creer.
Y a ser escéptico
ante el futuro,
que siempre es y será
demasiado inexacto;
Tampoco en el pasado
si lo hubo
pues éste, me temo,
ya ha quedado retratado.
Aprenderé por tanto a
cantarle al desencanto
cuando la vida ya no
ofrezca recompensas;
Porque sé, hoy lo sé,
todo cuesta, cuesta tanto,
como que perduren
entre nosotros las ofensas.
Aprenderé a rechazar
al “miembro viril”,
aquel que camina
ciego de vanidad;
Y a intentar, por lo
criminal o por lo civil,
volar sin alas, don
de mi libertad.
Y aprenderé con
exactitud
la diferencia entre
mostrar gratitud…
O únicamente
indiferencia.
Y a estrechar una
mano,
o a encadenarla en
vano.
Aprenderé, lo haré, a
distinguir el amor;
que el amor no es
acostarse con una persona,
no. Sino sentir día y
noche su calor
y que su ser, su
presencia, te llenen de honra.
Aprenderé a no decir frases
que puedan herirte,
pues amor, ¡y por
amor! porto yo arma en ristre;
Sí, junto al álamo
que defiende vasallo al asirse.
Aprenderé mi niña a
tenerte en cuenta;
(Porque eres tú lo
que mi alma alimenta)
Y sin darme yo cuenta
a que estés contenta.
Y que un beso no es
un contrato,
ni los regalos son
promesas;
Y que si alguien dice
quererte tanto
no son válidas sus
ofensas.
Porque, el estar con
alguien por comodidad
es evocarse uno mismo
al fracaso.
Y voy más allá: que
sin la verdadera amistad
uno termina triste
solo y abandonado.
(Por eso, sólo el que
te acepta realmente como eres
podrá hacerte sentir,
sí, que realmente eres feliz.
Y si aprendes que en
la vida a veces vas, otras vienes,
podrás comprender que
la vida es un juego sin tapiz.
Muchas fichas…Tablero
suspendido en el aire;
Dichas y desdichas,
que esta vida no hay quien la cambie)
Aprenderé que
realmente puedo ser fuerte,
que en esta vida nada
ni nadie me amilana.
Aprenderé a
imaginarte si no puedo verte,
y a descubrir que te
llevo guardada en el alma.
Aprenderé a no
olvidar pero a perdonar,
aun si los pecados
son mentiras;
Que nada más me puede
hacer claudicar
que una de tus
prodigiosas sonrisas.
…Y de lo estúpido de
la soledad,
que de nada sirve
orgullo o vanidad.
Por tanto a vivir sin
miedo al rencor
sin importarme palabras
de “amor”.
Aprenderé a tener
corazón,
a sacar de mí mi
mejor don.
Y vivir así cada
momento
sabiendo que es
irrepetible;
Aprenderé que a veces
un lamento
también puede
resultar apetecible.
…Y a distinguir entre
los versos
al poeta que destila
sinceridad;
Porque por su piel,
entre sus huesos,
se hallará escondida
la verdad.
Aprenderé, como el
significado de la verdadera amistad;
Ese misterioso entramado
tejido con hilos de autenticidad.
A creer en la
persona, los valores;
Y a creer en tu alma,
sus galones.
A entender que son
ciertos los amores
y atravesar cual
suspiro mil corazones.
Porque aprenderé a
confiar
a fuerza, incluso, de
no ver;
Para así poder dejarme
llevar
y sentir que en ti
puedo creer.
Y creer, ¡creer que
somos dos!
Ya sea yo ganador o
perdedor;
Y a mirarte fijamente
a tus ojos
que me describen lo
que es amor.
Aprenderé púes de tus
suspiros,
ya que los siento
como míos.
Y a saber acariciar
esos dulces labios
con palabras que
borren tus agravios.
Aprenderé a creer en
tus besos,
los que me das con
sensualidad.
Y saber que entre mis
mayores deseos
estás tú, siempre tú…Y
mi Libertad.
A mirar más allá del
propio ombligo,
claro; y a darte todo
lo que necesites.
A saber vivir estando
contigo,
o sin ti, si es que
así tú lo quisiste.
Aprenderé a no forzar
las cosas,
que todo llega de
forma natural.
Y si al acariciarte
te sonrojas
pensaré que no ha
sido casual;
sino acto inusual que
place,
satisface en su tono
más plural.
Que hoy lo sé, el
tiempo es nuestro aliado
a la vez, me temo,
que rival;
Renegado yo en el
tiempo he confiado,
toda mi vida es y
será su aval.
Aval para tan
refinado: sentirme enamorado.
Aprenderé así que los
sueños, sueños son,
…y en el vano poder del idealismo.
Aprenderé que las
cosas son como son,
y que la vida sin ti
no será lo mismo.
Aprenderé, niña, te
juro que aprenderé,
lucharé por lo
nuestro, no me cansaré;
Porque bien sé que
con el tiempo se aprende,
se aprende que con el
tiempo nada se comprende.
Pero yo aprenderé, seguro
que aprenderé,
que la vida te puede
ganar, te puede vencer
y, aún caiga, más
allá del suelo, me levantaré;
Lo juro (Como que no
van a verme caer.
Moriré en el intento
de volverlo a intentar)
¡Oh! Pero todo esto
sólo lo da el tiempo,
todo esto me dicen no
es sino la vida.
-¡Tranquilo!, saldrá
a tu encuentro;
Es un juego, tú
formas parte en la partida-
Por eso a lo largo de
la vida tendrás aciertos, cometerás errores;
Y es por eso que sólo
el que te acepta realmente como eres
podrá hacerte sentir,
y tú verlo así, que realmente eres feliz.
Por eso mismo, y sin
cinismo, yo, tan sólo soy un aprendiz:
Aprendiz en ésta, aquella
que poco nos da; y tanto nos quita.
LA VIDA