miércoles, 30 de mayo de 2012

APRENDIZ


Sé de sobra que todavía soy joven,
aún queda mucho por aprender.
Sé que unos van y otros vienen,
que la vida no me va a dejar de sorprender.

Aprenderé púes que el tiempo no es condena,
y que vivirlo realmente merece la pena.
¡Que si estamos aquí es por algo!
Y que si existo es porque lo valgo.

Aprenderé de lo inútil que es sentirse útil,
del loco vasallo que se convierte en caballero.
Aprenderé que toda acción-pensamiento es un símil
para valeroso honrado y descabellado farfullero.

Y a caminar por la vida con pies descalzos
sin importarme si al pasar encontraré clavos;
Pues no ha de importar erguido o encorvado
cuando nada he pedido y nada me han dado.

Aprenderé a hacer yo mi camino,
y no confiar a ciegas en el destino.
Porque sé, el destino no está escrito;
Y quizá lo pueda labrar a mi antojo.
Aprenderé a guiarme por instinto
sin que un error me provoque enojo.

Y aceptaré vagamente los errores,
con, o sin miedo, a ganar o a perder;
A olvidar, si es preciso, mis temores,
y aún sin procesar de fe poder creer.

Y a ser escéptico ante el futuro,
que siempre es y será demasiado inexacto;
Tampoco en el pasado si lo hubo
pues éste, me temo, ya ha quedado retratado.

Aprenderé por tanto a cantarle al desencanto
cuando la vida ya no ofrezca recompensas;
Porque sé, hoy lo sé, todo cuesta, cuesta tanto,
como que perduren entre nosotros las ofensas.

Aprenderé a rechazar al “miembro viril”,
aquel que camina ciego de vanidad;
Y a intentar, por lo criminal o por lo civil,
volar sin alas, don de mi libertad.

Y aprenderé con exactitud
la diferencia entre mostrar gratitud…
O únicamente indiferencia.

Y a estrechar una mano,
o a encadenarla en vano.
Aprenderé, lo haré, a distinguir el amor;
que el amor no es acostarse con una persona,
no. Sino sentir día y noche su calor
y que su ser, su presencia, te llenen de honra.

Aprenderé a no decir frases que puedan herirte,
pues amor, ¡y por amor! porto yo arma en ristre;
Sí, junto al álamo que defiende vasallo al asirse.
Aprenderé mi niña a tenerte en cuenta;
(Porque eres tú lo que mi alma alimenta)
Y sin darme yo cuenta a que estés contenta.

Y que un beso no es un contrato,
ni los regalos son promesas;
Y que si alguien dice quererte tanto
no son válidas sus ofensas.

Porque, el estar con alguien por comodidad
es evocarse uno mismo al fracaso.
Y voy más allá: que sin la verdadera amistad
uno termina triste solo y abandonado.

(Por eso, sólo el que te acepta realmente como eres
podrá hacerte sentir, sí, que realmente eres feliz.
Y si aprendes que en la vida a veces vas, otras vienes,
podrás comprender que la vida es un juego sin tapiz.
Muchas fichas…Tablero suspendido en el aire;
Dichas y desdichas, que esta vida no hay quien la cambie)

Aprenderé que realmente puedo ser fuerte,
que en esta vida nada ni nadie me amilana.
Aprenderé a imaginarte si no puedo verte,
y a descubrir que te llevo guardada en el alma.

Aprenderé a no olvidar pero a perdonar,
aun si los pecados son mentiras;
Que nada más me puede hacer claudicar
que una de tus prodigiosas sonrisas.

…Y de lo estúpido de la soledad,
que de nada sirve orgullo o vanidad.
Por tanto a vivir sin miedo al rencor
sin importarme palabras de “amor”.

Aprenderé a tener corazón,
a sacar de mí mi mejor don.
Y vivir así cada momento
sabiendo que es irrepetible;
Aprenderé que a veces un lamento
también puede resultar apetecible.

…Y a distinguir entre los versos
al poeta que destila sinceridad;
Porque por su piel, entre sus huesos,
se hallará escondida la verdad.

Aprenderé, como el significado de la verdadera amistad;
Ese misterioso entramado tejido con hilos de autenticidad.
A creer en la persona, los valores;
Y a creer en tu alma, sus galones.
A entender que son ciertos los amores
y atravesar cual suspiro mil corazones.

Porque aprenderé a confiar
a fuerza, incluso, de no ver;
Para así poder dejarme llevar
y sentir que en ti puedo creer.

Y creer, ¡creer que somos dos!
Ya sea yo ganador o perdedor;
Y a mirarte fijamente a tus ojos
que me describen lo que es amor.

Aprenderé púes de tus suspiros,
ya que los siento como míos.
Y a saber acariciar esos dulces labios
con palabras que borren tus agravios.

Aprenderé a creer en tus besos,
los que me das con sensualidad.
Y saber que entre mis mayores deseos
estás tú, siempre tú…Y mi Libertad.

A mirar más allá del propio ombligo,
claro; y a darte todo lo que necesites.
A saber vivir estando contigo,
o sin ti, si es que así tú lo quisiste.

Aprenderé a no forzar las cosas,
que todo llega de forma natural.
Y si al acariciarte te sonrojas
pensaré que no ha sido casual;
sino acto inusual que place,
satisface en su tono más plural.

Que hoy lo sé, el tiempo es nuestro aliado
a la vez, me temo, que rival;
Renegado yo en el tiempo he confiado,
toda mi vida es y será su aval.
Aval para tan refinado: sentirme enamorado.

Aprenderé así que los sueños, sueños son,
 …y en el vano poder del idealismo.
Aprenderé que las cosas son como son,
y que la vida sin ti no será lo mismo.

Aprenderé, niña, te juro que aprenderé,
lucharé por lo nuestro, no me cansaré;
Porque bien sé que con el tiempo se aprende,
se aprende que con el tiempo nada se comprende.

Pero yo aprenderé, seguro que aprenderé,
que la vida te puede ganar, te puede vencer
y, aún caiga, más allá del suelo, me levantaré;
Lo juro (Como que no van a verme caer.
Moriré en el intento de volverlo a intentar)

¡Oh! Pero todo esto sólo lo da el tiempo,
todo esto me dicen no es sino la vida.
-¡Tranquilo!, saldrá a tu encuentro;
Es un juego, tú formas parte en la partida-

Por eso a lo largo de la vida tendrás aciertos, cometerás errores;
Y es por eso que sólo el que te acepta realmente como eres
podrá hacerte sentir, y tú verlo así, que realmente eres feliz.

Por eso mismo, y sin cinismo, yo, tan sólo soy un aprendiz:
Aprendiz en ésta, aquella que poco nos da; y tanto nos quita.
LA VIDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario